EL SINIESTRO DEL COCHE DE LUGANO
El Siniestro del Coche de Lugano
Juan Manuel Moreno Beltrán, mayo 12 2024
Aqui estoy escuchando Freddy Quinn y su canción “Así son todas las noches” [So geht das jede Nacht, algo movido, fashion, éxito del Festival de Eurovisión en 1956 en Lugano, Suiza. Una idea de las televisiones de Europa para después de la guerra reunir muy fashion también a los pueblos desde su hogar.
Aquí he visto también vídeos del Festival de Sopot 1979, el show de Ania Linares - “Remedio”, algo también con mucha onda, fashion, “funky”, bailable. Occidente y oriente aislados, pero en común, haciendo los “variety” en tendencia como para alfombra roja y el placer de todo desde casa también.
Esta semana he extrañado más que los clásicos a la conducción de un Franck Pourcel, o Raymond Lefevbre, más aún ver anunciar al director de la orquesta junto al cantante representante de una nación, ver los inolvidables, "Nel Blu Dipinto de Blu", "Gwendolyne", “Rock Bottom”, “I Wanna”, “Fairytale”, “Satellite”, “Euphoria”, la música de mayo vestido de gala, amante, inocente; he extrañado algo de paz, convivencia, sentarse a ver por un segundo sin razonar qué tan escandaloso es.
Pero donde yo haga “tunning”, veo, veo un concursante del país que acogió el Festival No. 1 con una canción llamando a la igualdad de género presentada de la forma más desfachatada. Una chica del Mediterráneo presentando un show más cerca al “dance hall” de estrato 1 que de las raíces de la humanidad. Un señor ante miles de hogares vestido de niño abrochándose el pantalón. Hombres en topless y tacones revelando lo más ordinario que daría el ser humano. Un concursante de solapas grandes expulsado por comportamiento inapropiado. Una cadena de televisión saboteando una concursante que no tiene que ver con la perversidad de su país porque “es” de ese país; u otra cadena incitando a la rabia porque su canción sexual no ganó como siempre. O en la ciudad sede, ciudad del primer mundo, la policía luchando contra vándalos como en una ciudad del tercer mundo, con la excusa del concurso. No hay escondite en el mundo que se salve del escándalo o de la valoración sincera de "The Guardian" o "Le Monde". Para mí no hay imagen para ilustrarlo. Donde esperamos musica, arte, social, hay es escándalo, necesidad de perseguir al otro con rabia. La música no cumplió su función. Pasó con el saboteo del 77’ en Londres, o con la “performance”, mundana que ganó en Riga en 2003. Pero este año, desde hoy, creo que es mejor revisar y lo más pronto hacia dónde se dirige la idea de presentar musicales, antes de decir otra vez “se pasaron del límite” o cargar culpa de un desastre o una tragedia.
Hoy igual me desperté igual de curioso, o más, por aquellos clásicos desde Montecarlo en los 50, el Intervision de los 70, y todavía más de las canciones de Vio-66, las curiosidades de un Mescherin, toda esa música para solo los habitantes del otro lado de Berlín solo desde un radio convencional. No podemos escaparnos de Eurovisión, pero es más dulce, inocente, saludable refugiarse en los referentes de la dulzura en mayo, los “Radiovisivos” de la Liga Fantástica. Después más tarde reescuchamos a Gülden Karaböcek, Jeanette, Burçin, alcanzado la cumbre de puro gusto sin escandalizarnos.
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