ROGELIO EL GITANO

ROGELIO EL GITANO 

Al momento de escribir, estoy viendo los mejores momentos de Rogelio en River. Bogotá, noviemebre 25, frío, lluvia que no cesa, viendo en la terraza los luceros habano, turquesa filtrándose sobre el rocío del bosque, un té. Idéntico a esta mañana, el sol mañanero, un café Baqué artesanal importado de Bilbao con amor.  Así hoy vi la historia de amor de Irán sobre Gales, de los "sha" del ocaso, del fútbol impredecible. Y así voy a ver la novela perturbadora del gitano Rogelio y sus dos amores angustiados, Argentina y México. Me voy a saltar la vida y obra de Rogelio porque la vieron todos en prime time, en Buenos Aires, en Monterrey, cayendo al infierno del descenso, resucitando entre los muertos en Buenos Aires y ascendiendo glorioso, regio en Monterrey. como todo un regio. Porque también voy a madrugar a entregar el proyecto, cerrar el año lectivo y estar de primero en el mejor asiento, a ver la "Grand Premier", ver al gitano, como yo, como los bilbaínitos, como los beduinos del desierto, gitanos, errantes, hijos de la pluma de Mizubayashi. Rogelio encarna también el fútbol de potrero, la estética, el ballet, como cuando el romántico Cappa lo eligió titular en River 2010; de regreso a primera con los millos, o alzando un trofeo con los rayados. Mañana yo también voy a festejar un gol de Rogelio como el gol del título en la final del mundo. Que sea un festejo de ser libre, individual, distinto de la manada. Que sea también un mensaje de despojarse de la esclavitud de la supremacía en vez de padecer los vídeos y los dramas de los colectivos excluyendo a sus semejantes y peleándose en la calle por qué soberanía es mejor. Mañana Argentina y México con todas sus posesiones y necesidades que los preceden, cuando muevan de centro en el partido por el Mundial, jugarán en igualdad de condición. Rogelio dará una felicidad a México, o en caso de un revés estará feliz también por Argentina. Seguro 100% es que no tendrá que ver con nacionalismos, histerias, sufrimientos. Rogelio es paz, zen, fin del sufrimiento, lo que anhelan los colectivos.