Destiny Eurovisión
En Europa los eventos en la TV más esperados por la familia son en mayo. La final de la “Champiñons y el festival de Eurovisión. Este es el festival más esperado, más sano, después de la ruina, las cuarentenas, las vacunaciones. Ayer yo también me uní y me dio algo viendo el público acompañado, en un gran abrazo, como debe ser. Me dio emoción ver "Discotheque" por “The Roop”, creando el exorcismo después de la enfermedad, como lo haría Peter Gabriel en los 80 con gracia y colores. A "SHUM"por “Go A”, descendientes de Ruslana, Jamala, Melovin, asaltando la despensa cada vez que al festival va la eterna Ucrania del tridente. Y para el final lo más, viendo a Destiny, grandiosa, discípula de Aretha, de Ella Fitzgerarld. También Tammi Terrel se emociona viéndola desde el eden. Todos también la vimos consiguiendo el oro, cantando el alirón, la vuelta de campeón en Sofía en el festival junior 2015. Ayer con “Je Me Casse” he viajado al gótico, a los locos 20s, al ragtime, al soul. Destiny merece ser también una elegida de Motown. Al día de hoy sin ver la semifinal que falta y sin más expectaciones que las radiofórmulas de siempre, con Destiny y los distintos tengo ganas de confiar en un festival con los míos brillando por siempre como los ingleses durante los festivales del siglo XX, originales, sofisticados. Creemos en mi aldea que necesitamos más “Discotheques” “SHUMs”, Destinies; más Warhols, Lichtensteins, que con la simpleza de la lata en conserva, las vanguardias, suenen la trompeta, la flauta, exhiban el mundo por el caleidoscopio de los 60s y nos entreguen un festival de categoría para este tiempo
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